Foto EL NAJO |
Perteneciente a la familia de las Crasulaceas, llamada también como “ hojas de curalotodo”, es una planta herbácea y puede alcanzar bastante altura.
Se la considera una planta diurética usada desde los tiempos de Dioscórides, aunque actualmente se utiliza poco, parece ser que es un buen remedio para sanar heridas y llagas, actuando como cicatrizante.
Sale en las rendijas de los muros y entre piedras, en lugares sombreados y con abundante humedad atmosférica, ya que sino se desarrolla mal.
Las hojas redonditas, carnosas con márgenes festoneados, las flores en inflorescencias, en racimos largos, florecen de abril a agosto y podemos encontrarlas tanto a nivel del mar, como en altitudes de 2000 metros.
Nuestros abuelos las usaban para curar las heridas, quitaban por el envés de la hoja una telita transparente y aplicaban la hoja a heridas superficiales y con el jugo que soltaban, decían ellos curaban las heridas. En aquella época era muy difícil ir al hospital y no cabe duda que algunas personas conocedoras de las utilidades de las plantas hacían lo que podían.
Como curiosidad os diré que Hipócrates recomendaba comer hojas del Ombligo de Venus para procrear hijos varones ...
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